El frío está muy presente en las temporadas de otoño e invierno, por ende, las personas están expuestas a bajas temperaturas durante un largo periodo tiempo, lo cual afecta directamente la salud y belleza de la piel.
Usualmente, se habla del daño que produce el sol del verano, sin embargo, el frío constante también perjudica mucho a la piel. Por ello, en este artículo te develaremos todas las formas en las que el frío afecta negativamente a la piel.
Formas en la que el frío afecta negativamente a la piel
1. Deshidratación de la piel
Aunque en las temporadas frías del año usualmente hay lluvias y nieve, la humedad del aire desciende considerablemente en estas épocas. Esto significa que el ambiente se vuelve más seco, en comparación con otras estaciones.
Las bajas temperaturas producen deshidratación, lo que afecta el nivel de oxígeno en la piel, principalmente en la capa exterior, ya que es la más sensible y delicada. Al volverse el ambiente más seco, la piel se verá bastante perjudicada si no se tienen los cuidados necesarios para protegerla.
Usualmente en las temporadas frías, las personas ingieren menos cantidad de líquidos, ya que el frío causa que las personas tengan menos sensación de sed. Cuando se bebe poco líquido, hay un descenso de la hidratación celular de la piel, lo que provoca que se seque y agriete.
2. Sequedad en la piel
El frío afecta a todo el cuerpo, por consiguiente también afecta a la piel. Sin embargo, como la piel es el órgano que se encuentra más expuesto a las inclemencias climatológicas, es más susceptible a las bajas temperaturas.
Las temporadas frías ocasionan vasoconstricción en los capilares de la piel, lo que significa que los vasos sanguíneos se contraen y disminuyen la irrigación. Cuando esto ocurre, no llega suficiente oxígeno ni nutrientes a las células de la epidermis, dejando la piel con un aspecto reseco, apagado y agrietado.
El frío causa estragos en la piel del rostro, principalmente en las zonas de las mejillas y los labios, pero también afecta fuertemente la piel del cuello, el escote y las manos. Por ello, es imprescindible tener cuidados especiales en la piel, para evitar que las temporadas frías la perjudiquen.
3. Acumulación de células muertas
Con las temperaturas frías se ralentiza el ciclo de renovación de las células cutáneas, lo que provoca la retención de células epidérmicas muertas. Esto ocasiona que la piel tenga un aspecto seco, apagado y vulnerable.
El frío provoca que el grosor de las capas de la piel disminuya y limita la producción de células nuevas en la piel. Además, el riego sanguíneo también disminuye, por ende, las células reciben menos nutrientes.
Las bajas temperaturas afectan negativamente la renovación de las células en la piel, porque el proceso se vuelve más lento. Las células muertas terminan acumulándose y la piel comienza a perder agua.
4. Envejecimiento prematuro de la piel
Las inclemencias de las bajas temperaturas afectan principalmente a la piel del rostro, ya que esta es mucho más fina y sensible. El frío ralentiza la circulación sanguínea, lo que afecta principalmente la lozanía y elasticidad de la cara.
En la piel de rostro prácticamente no hay grasa y cualquier agresión externa, como el frío, va a perjudicarle más que cualquier otra zona del cuerpo. Si no se tienen los cuidados necesarios en las épocas frías del año, la salud y belleza de la piel, se verá notoriamente afectada por las bajas temperaturas.
La piel se arruga y forma líneas de expresión con mayor facilidad cuando se expone constantemente al frío. Está comprobado por múltiples estudios que las temperaturas frías ocasionan el envejecimiento prematuro de la piel.
5. Formación de rojeces
El frío dilata los vasos sanguíneos formando rojeces, siendo esta la consecuencia del frío más frecuente y notoria en la piel. Principalmente, suelen aparecer en las zonas del rostro, cuello y escote, aunque también pueden formarse en las manos.
En el momento en que empiezan a bajar las temperaturas la piel contrae sus capilares y las capas de la piel se vuelven más finas, lo cual causa excoriación e inflamación en la piel. Esto no solo marca la piel, además, la vuelve hipersensible.
Las pieles delicadas son las más propensas al enrojecimiento de la piel, y las más susceptibles son las pieles claras de tez blanca, finas y secas. Porque, como son más finas, el frío afecta su circulación y son más proclives a sufrir inflamaciones.
6. Afecciones cutáneas
Las temporadas frías pueden desencadenar afecciones cutáneas como la dermatitis. La deshidratación produce sequedad y picazón en la piel, generando rojeces e irritación en la misma por rascarse constantemente.
Por las gélidas temperaturas en inviernos, las personas que no cuidan su piel sufren frecuentemente de sabañones, eczemas y tirantez. Además, hay afecciones cutáneas que se agudizan en las temporadas frías, por ende, necesitan de mayores cuidados que en otras épocas del año.
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